La silla de inmovilización y el equipo médico de alimentación forzada: las autoridades estadounidenses consideran legítimo el suministro de alimentos a presos en huelga de hambre en Guantánamo. |
Primero los inmovilizan de brazos y piernas. Luego les
introducen un tubo por la nariz anestesiada directo al estómago, por el que les
suministran alimento líquido y, tras un procedimiento que puede durar hasta dos
horas, los colocan en una celda "seca", sin agua para beber, hasta
asegurarse de que no vomiten. Si lo hacen, el operativo vuelve a comenzar.
Así es el proceso de alimentación forzada en la cárcel
militar estadounidense de Guantánamo, donde la mayoría de los 166 reclusos se
mantiene, desde febrero, en huelga de hambre.
La práctica de suministrar forzadamente comida por vía
nasogástrica ha sido denunciada como un modo de "tortura" y la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que contraviene leyes
internacionales y constituye un trato "degradante" de los detenidos,
señalados por Estados Unidos como responsables de actos de terrorismo y
miembros del Talibán y al Qaeda.
Ahora, los reclamos han cobrado nuevo vigor con el comienzo
del Ramadán, el período de 30 días que se inició el miércoles y durante el cual
los musulmanes no comen ni beben desde la salida del sol hasta el anochecer.
Cuatro de los prisioneros en huelga en Guantánamo iniciaron
acciones legales para que las autoridades carcelarias respeten esta práctica
religiosa.
El gobierno de Estados Unidos, en tanto, respondió que
limitará la alimentación forzada a las horas de oscuridad salvo por
"emergencias imprevistas o cuestiones operativas", un compromiso
insuficiente ante los ojos de organismos de derechos humanos.
Para las autoridades federales, el líquido administrado por
sonda constituye "nutrición esencial y cuidado médico".
Pero, ¿es legítimo alimentar a un preso en huelga de hambre
en contra de su voluntad?
Rapper famoso, a prueba
Para los defensores de los derechos de los reclusos, la
respuesta es tajante: en ningún caso se justifica administrar comida a quien ha
decidido ayunar a modo de protesta porque constituye una violación de sus
garantías individuales.
La organización Reprieve, que representa a presos políticos
en todo el mundo, ha lanzado una campaña para marcar el inicio del Ramadán en
la que el músico Mos Def -conocido rapero y actor de cine y TV- protagoniza un
impactante video. En él se somete voluntariamente al "procedimiento
estándar" por el que pasan los reos de Guantánamo para ser alimentados y
claudica en la mitad, quebrado por la tensión y el dolor.
"Quisimos mostrar el proceso, tal como nos lo han
contado algunos presos y se detalla en documentos oficiales estadounidenses,
porque es injustificable. Y no existen garantías de que vaya a respetarse el
ayuno diurno durante Ramadán: son 45 personas, se alimentan dos veces por día,
dos horas por reo cada vez. ¿Cómo lo van a hacer? Esto es agregar injuria al
insulto", le dijo a BBC Mundo la directora de Reprieve, Cori Crider.
Aunque las cifras difieren entre las autoridades y los
representantes legales, se estima que del centenar de prisioneros en huelga de
hambre, unos 40 son alimentados mediante sondas nasales.
Para ello se usan cánulas de unos cuatro milímetros de
diámetro que se colocan por la nariz hasta el estómago; por allí baja un
suplemento nutricional mientras el preso permanece atado a una silla y, si
opone resistencia extrema, con máscara para contenerle la mandíbula.
Las denuncias judiciales señalan que se les administran
también drogas contra las náuseas y el reflujo cuyo uso a largo plazo está
desaconsejado por la Administración de Alimentos y Fármacos estadounidense
(FDA, por sus siglas en inglés), pero las autoridades carcelarias lo han
negado.
"Cuando un paciente rechaza el alimento y el médico considera que está en su sano juicio, no debe ser alimentado artificialmente. Es una cuestión básica de libre albedrío " Jonathan H. Marks, director del programa de Bioética en la Universidad Estatal de Pensilvania
Para Estados Unidos, la alimentación forzada está legalmente
autorizada cuando corre riesgo extremo la salud o la vida del detenido y está
orientada a "preservar la seguridad y la disciplina" en las
penitenciarías.
En Guantánamo, la huelga de hambre comenzó en febrero como
un reclamo por las requisas que -según los presos- hacían los guardias de sus
libros religiosos. Luego se convirtió en protesta contra la estadía indefinida
en el centro penitenciario, donde algunos permanecen desde hace más de una
década sin juicio ni sentencia y pese a que el presidente estadounidense Barack
Obama prometió la clausura del lugar en reiteradas ocasiones.
Ética médica
Para los médicos, la práctica de la alimentación forzada
genera un dilema ético de proporciones: entre la obligación de preservar una
vida y la de respetar la autonomía individual.
Por el juramento hipocrático se han comprometido a tomar
toda "oportunidad de salvar vidas" y a "asistir en sus
necesidades" a otros seres humanos. ¿Cómo dejarlos morir entonces, si es
posible impedirlo?
Con trajes naranjas característicos de los reos de Guantánamo, los activistas protestaron cuando se cumplieron 100 días de huelga de hambre, en mayo. |
Sin embargo, la Asociación Médica Mundial (WMA, por sus
siglas en inglés), se proclamó ya en 1975 contra el uso de la fuerza para
alimentar a quienes se declaran en ayuno.
Con trajes naranjas característicos de los reos de
Guantánamo, los activistas protestaron cuando se cumplieron 100 días de huelga
de hambre, en mayo.
"Los lineamientos son claros: cuando un paciente
rechaza el alimento y el médico considera que está en su sano juicio y es capaz
de entender las implicancias, no debe ser alimentado artificialmente. Es una
cuestión básica de libre albedrío", le comentó a BBC Mundo Jonathan H.
Marks, director del programa de Bioética en la Universidad Estatal de
Pensilvania.
Los expertos consideran que, además del estado físico
general, la salud mental de un recluso debe a tal fin ser analizada.
Así, más de 150 profesionales firmaron una carta destinada a
Obama, publicada en la revista médica británica The Lancet, en la que solicitan
que se permita el acceso de médicos independientes a la cárcel estadounidense.
Los facultativos que trabajan allí están bajo regla militar, señalan, y no
pueden incumplir las órdenes de alimentar por sonda a los pacientes.
"Hay que cuestionarse si estas órdenes son legítimas,
cuando la ONU y la WMA han dicho explícitamente que la alimentación forzada que
tiene lugar en Guantánamo constituye tortura", le apuntó a la BBC el
médico Frank Arnold, uno de los firmantes del petitorio.
"Presión grupal"
En cambio, quienes defienden la práctica señalan que es una
obligación del Estado alimentar a los reclusos a su cargo.
Así, el dilema ético se plantea entre la libre elección del
individuo y su bienestar.
"La autonomía es un valor crucial, pero la necesidad de garantizar que no se dañe una vida humana también es crucial. Y el estado tiene responsabilidad de asegurar ese bienestar de un individuo" Peter Margulies, profesor de leyes en la Universidad de Rhode Island
"La autonomía es un valor crucial, pero la necesidad de
garantizar que no se dañe una vida humana también es crucial. Y el estado tiene
responsabilidad de asegurar ese bienestar de un individuo, incluso de limitar
el sufrimiento innecesario", opinó ante BBC Mundo Peter Margulies,
profesor de leyes en la Universidad de Rhode Island, en EE.UU., y experto en
ética y seguridad nacional.
Señaló, asimismo, que en situaciones de encierro es muy
posible ser víctima de la presión grupal para sumarse a una protesta.
"La presión colectiva no puede desestimarse y puede
llevar a que alguien adhiera a una huelga de hambre por temor al ostracismo o la
violencia de sus pares. Determinar esto es difícil, incluso para las
autoridades dentro del centro, y no puede dejarse que un individuo se produza
daños irreversibles por esa presión, o incluso que llegue al suicidio",
agregó el académico.
Quienes rechazan la alimentación forzada dirán, en cambio,
que la muerte voluntaria no figura entre los objetivos de quienes deciden
ayunar: reclaman, más bien, por alguna mejora concreta en sus condiciones de
vida.
Se trata, en parte, de una tensión irresoluble: para los
huelguistas, el cuerpo es un arma y el hambre es la última estrategia. Para las
autoridades, es una afrenta contra el orden establecido que debe ser
controlada.
"Me siento enfermo"
El argelino Ahmed Belbacha lleva 11 años preso en Guantánamo
y está actualmente en huelga de hambre. Así relató al programa Newshour, de la
BBC, cómo es ser alimentado a la fuerza:
Cada día es un sacrificio. El proceso duele muchísimo,
particularmente porque yo tengo una operación previa de nariz y los nervios en
esa zona están muy sensibles. Es a la vez doloroso y peligroso para mí ser
alimentado a la fuerza.
Los médicos parecen hacerlo incluso más difícil, por
inexperiencia o indiferencia. Solían usar mi orificio nasal izquierdo, pero ya
no funciona, creo que porque se inflamó. Pedí una cánula tamaño 8 (la habitual
es tamaño 10) y rechazaron el pedido. "¿Que no te gusta el tamaño 10?
¡Pues come entonces!".
Cuando nos alimentan en (la zona de) Camp VI nos atan los
pies y las manos con cadenas, luego nos atan a la silla con cinturones. El
personal médico está asustado, no saben cómo medir nuestras variables vitales
con todas esas cadenas y no se pueden quejar.
Sobre todo al noche, me siento enfermo y comienzo a vomitar.
Trato de hacerlo sin que lo noten porque, si me ven, me llevan a la silla otra
vez.
Intenté preguntar qué había en la comida. Me dijeron que
vitamina B y laxantes… eso se lo dan todos los hermanos. Algunas veces los veo
mezclar medicinas con la comida. Pero no te dicen nada.
Fuente: BBC Mundo
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