Un joven pasó 33 horas en una camilla de un sanatorio por
una cirugía de 10 minutos
Luego de cuatro días de dolor insoportable, Francisco, de 39
años, empleado de una empresa de servicios, se decidió finalmente a ir a un
médico. Optó, por el dolor, por una guardia de un sanatorio privado del barrio
porteño de Palermo. Fue el lunes de la semana pasada. La causa era una fístula
que ya se había infectado.
"Había ido de traje porque pensaba ir después a
trabajar", contó. Según le habían adelantado, si necesitaba cirugía, sería
una operación de no más de 10 minutos. Sin embargo, la falta de disponibilidad
de camas en esa y otras clínicas del área metropolitana lo obligaron a esperar
¡33 horas! en una camilla de un box de la guardia.
Así, de traje y sin poder moverse del sanatorio ante la
inminencia de una intervención que se demoraba, esperó conectado a un suero.
"Estaba incluso en ayunas y sin tomar agua, porque así me dijeron que
debía esperar la intervención", recordó Francisco.
A medida que pasaban las horas, Rocío, una de las enfermeras
que lo atendía pacientemente, le dijo: "Usted es demasiado bueno. Otra
gente se queja más".
Un empleado de la administración se acercó para explicarle
que es común que, en esta época del año, por las infecciones y las gripes,
algunos pacientes tengan que aguardar hasta tres días por servicios de atención
simples.
Finalmente, el dolor cada vez más intenso y la infección
parecieron convencer a los profesionales del sanatorio de la urgencia del
problema. "Debieron habilitar una habitación del sector de maternidad para
operarme. Después de pasar una noche en el hospital, me pude ir a casa",
relató Francisco.
Así, una operación anunciada como de no más de diez minutos
lo obligó a faltar tres días al trabajo.
La semana pasada también, después de esperar varias horas
una ambulancia para un traslado a un hospital de la ciudad de Buenos Aires, un
afiliado al PAMI finalmente logró quedar internado. Pero no fue en un centro
porteño. Terminaron llevándolo desde el barrio Villa Pueyrredón hasta González
Catán, en La Matanza, porque fue donde encontraron una cama disponible.
Como éstos, son muchos los casos que deben esperar por una
cama disponible en los centros de salud. Según distintos testimonios, las camas
en terapia intensiva para adultos y para niños son las que más costaría
conseguir, según lo habrían informado en los hospitales y los sanatorios.
Fuente: Diario La Nación
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