lunes, 21 de octubre de 2013

Promueven el uso de cobre en los hospitales para evitar la proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos

En un encuentro de especialistas en la Capital Federal, se aseguró que el uso de cobre en lugares como barandas, bandejas y otros espacios evita la transmisión de infecciones intrahospitalarias, producidas por bacterias que no responden a los medicamentos tradicionales. Según los estudios, estas “súper bacterias” no se reproducen en la superficie cobriza, y mueren con el tiempo, a diferencia de lo que sucede en las superficies de acero inoxidable.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antibióticos es uno de los temas de mayor preocupación en materia sanitaria. La aparición de bacterias resistentes a los medicamentos en enfermedades como la malaria o la tuberculosis alarmas a los especialistas, que ven como los fármacos tradicionales no logran frenar brotes que dejan decenas de muertos y un fuerte impacto en el gasto en materia de salud. Estas bacterias suelen tener en los hospitales una fuente de propagación, por lo cual desde hace un tiempo se recomiendan medidas para prevenir infecciones. Esta semana, en Buenos Aires, durante un encuentro se promovió el uso del cobre para evitar la propagación de estas bacterias, que no responden a los tratamientos tradicionales.

La idea se trató durante un encuentro de la Federación Internacional de Control de Infecciones y Seguridad del Paciente, que se hizo en la ciudad de Buenos Aires. Allí, la microbióloga chilena Valeria Prado dijo que “la introducción de superficies de cobre en puntos críticos como barandas de camas, bandeja del paciente, lápiz del monitor y portasuero en terapias de cuidados intensivos es muy recomendable para evitar infecciones intrahospitalarias”.

"Hemos recopilado evidencias científicas sobre la utilidad de superficies de cobre dentro de la infraestructura del hospital, para la prevención de infecciones asociadas al cuidado de la salud, que así se llaman ahora las infecciones intrahospitalarias", dijo Prado durante su presentación.

Prado es profesora titular de Medicina en la Universidad de Chile y miembro de la Academia Chilena de Medicina, y participó recientemente en Buenos Aires de un congreso de la Federación Internacional de control de infecciones y seguridad del paciente, donde dio un simposio sobre el Proyecto Cobre Antimicrobial. "Replicamos estudios en laboratorio, donde analizamos bacterias multirresistentes aisladas de pacientes con infecciones intrahospitalarias, e hicimos un modelo en un medio líquido en el que sumergimos plaquitas de cobre, en uno, y de acero inoxidable, en otro, para luego hacer recuento de colonias en las superficies de estas placas", relató Prado.

La médica afirmó que observaron que "en 48 horas, en la lámina de cobre metálico las bacterias no se adherían ni sobrevivían, en cambio sí lo hacían en el acero inoxidable -que siempre ha sido el paradigma de lo limpio-, adhiriéndose y multiplicándose".

El cobre, certificado en la estadounidense EPA (Agencia de Protección Ambiental) como el único metal con propiedades bactericidas, "sería tóxico para las bacterias, y en la medida en que hay mayor concentración de cobre en las aleaciones, produce la muerte de las bacterias en menor tiempo".

Para el humano hay "mucha tolerancia al cobre, que no es tóxico en las concentraciones en que se ingiere en los alimentos, y tocar superficies cobrizadas es muy seguro", precisó.

Tras la evidencia en laboratorio, la prueba clínica se realizó en el Hospital del Cobre de Calama, zona semidesértica del norte de Chile, en una institución que atiende al personal de las empresas cupríferas y a sus familias. "En este estudio se estableció cuáles eran las superficies más tocadas por el personal y los pacientes, con mayor contaminación bacteriana, dentro de la sala de cuidados intensivos, que es donde las infecciones intrahospitalarias causan mayor mortalidad porque es donde los pacientes son más vulnerables", indicó Prado.

Esos puntos fueron las barandas de las camas, la mesa del paciente, el portasuero, los apoyabrazos de la silla de la visita y el lápiz del monitor en que la enfermera anota los controles.

Se decidió intervenir esas superficies y reemplazarlas por cobre metálico puro o sus aleaciones, tomando muestras de todos esos objetos durante 30 semanas, en tres salas cobrizadas y tres sin cobre.

Entonces midieron colonias de bacterias por centímetro cuadrado y cuando analizaron los resultados, observaron que "los objetos cobrizados tenían el 90% menos de bacterias, con una disminución muy significativa de la contaminación bacteriana en las superficies con cobre o sus aleaciones", afirmó Prado.

"Nos preguntamos `¿tener menos bacterias en el ambiente disminuyen las infecciones intrahospitalarias? La hipótesis es que si hay menor carga bacteriana en el ambiente va a haber menos probabilidad de que nosotros, a través de las manos, arrastremos esas bacterias y las traspasemos a los equipos", planteó.

Tres hospitales de Estados Unidos que siguieron la misma metodología hicieron vigilancia de dos años para ver la tasa de infecciones asociadas al cuidado de la salud en hospitales en los que se hacía trasplante de médula o cirugía cardíaca.

"Los pacientes que habían estado internados en salas cobrizadas habían tenido un 40% menos de riesgo de tener infecciones intrahospitalarias, lo cual fue más que lo esperado".

Así concluyeron que "la introducción de superficies de cobre en puntos críticos como las barandas, el lápiz del monitor y otros es muy recomendable como complemento de otras medidas para evitar infecciones intrahospitalarias". "En nuestro estudio en Chile no resultó caro poner estas superficies con cobre, y es costo efectivo si se considera que baja los casos de infección", observó la médica.

Según Prado, no son frecuentes las infecciones intrahospitalarias porque “hay muchos programas de control de infecciones, de uso racional de antibióticos para no seleccionar bacterias resistentes, pero eso requiere de mucha disciplina".

Entre los casos se cuentan las infecciones urinarias asociadas a sondas, neumonías asociadas a ventilación mecánica, septicemias, "que no todas son mortales, pero hay pacientes críticos o inmunosuprimidos que son muy vulnerables".

"El problema persiste en todo el mundo, en los hospitales con los mejores estándares, donde alrededor del 4% de los pacientes se van a infectar”, estimó.

La medida esencial sigue siendo “el lavado de manos, que es muy eficiente para evitar infecciones, pero el personal de un hospital hace tantos procedimientos al día, con pacientes que llegan de urgencia, que esas normas básicas a veces fallan", concluyó.

Fuente: Mirada Profesional Farmacéutica

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