Las niñas son más
propensas que los varones a incorporar alimentos saludables en sus regímenes alimenticios. Esta investigación destaca la importancia de comprender qué
componentes de los programas escolares pueden funcionar mejor para los pequeños
y pequeñas.
Un
ensayo aleatorizado y controlado con más de 400 niños en edad escolar en
Argentina mostró diferencias de género en la probabilidad de adoptar cambios de
vida saludables. Este estudio, publicado en la edición más reciente de la
Revista Panamericana de Salud Pública, señaló que las niñas fueron más
propensas a incorporar alimentos saludables en sus regímenes, mientras que los
niños no aumentaron su ingesta de comida saludable. Tanto los varones como las
nenas que participaron en esta intervención redujeron su consumo de comidas
como hamburguesas y panchos.
Más de 200 niños de entre 9 y 11 años asistieron a talleres
que promovían la alimentación saludable, la actividad física y la salud
corporal, mientras que sus padres recibieron educación sobre las necesidades
alimenticias y la importancia de la actividad física para los niños. Los
talleres enfatizaron la necesidad de consumir cinco alimentos saludables
–fruta, vegetales, cereales bajos en azúcar, jugo de naranja y leche
descremada– y los puntos de venta en las escuelas añadieron este tipo de
productos a su selección. Los investigadores midieron luego los cambios en el
consumo de alimentos saludables, al igual que el de productos no saludables
como chocolate, caramelos, refrescos, papas fritas, panchos y hamburguesas.
En las niñas, el programa logró que aumentaran su ingesta de
productos alimenticios saludables, pero no consiguió una reducción
significativa del consumo de alimentos no saludables. Tanto los niños como las
niñas consumieron menos hamburguesas y panchos, pero también incrementaron su ingesta de refrescos y bebidas azucaradas.
Uno de los pocos estudios realizados con niños de ingresos
bajos y medios en América Latina, esta investigación destaca la importancia de
comprender qué componentes de los programas escolares pueden funcionar mejor
para niñas y niños.
Al elaborar sobre los resultados de este estudio, los
autores sugieren que las niñas pueden estar más preocupadas por su apariencia
física en una edad más temprana y parecen verse más afectadas por las
intervenciones de aprendizaje social, mientras que los niños pueden verse más
afectados por los programas que incluyan actividad física. "Una sugerencia
clara que surge de este estudio es que se debe considerar las diferencias de
género al planificar intervenciones de prevención de obesidad para niños en
edad escolar", concluyen las autoras.
Fuente: Organización Panamericana de la Salud
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