Está ideada para personas que tienen debilidad muscular en brazos y piernas. El prototipo interpreta la voluntad del usuario y la traduce en movimientos.
Un neurólogo, una kinesióloga, un desarrollador de software y dos ingenieros rosarinos diseñaron un invento pionero en el país: una silla de ruedas inteligente que se mueve con el pensamiento. Funciona con un casco interactivo que tiene la capacidad de registrar las señales bioeléctricas provenientes de la actividad cerebral. Sus creadores aseguran que entre el 80 y el 90 por ciento de pacientes con enfermedades neurológicas pueden ser entrenados para utilizarla.
El proyecto, del que se conocen pocas experiencias en el mercado latinoamericano (sólo Alemania, Estados Unidos, Canadá y Japón han logrado avances similares en sillas de ruedas inteligentes), fue diseñado por la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación en colaboración con la empresa Interactive Dynamics. La idea se gestó en 2012 al conformarse un grupo de trabajo que logró fusionar las necesidades de la medicina y los avances de la informática.
Juan Pablo Manson, el encargado de desarrollar el software, sostuvo en diálogo con Clarín que el producto es “particular y único” porque se trata de un modelo “multicomando”. El equipo logró transformar y adaptar la versión eléctrica que se ejecuta manualmente por un mando electrónico (joystick) a una silla de ruedas controlada por el cerebro.
Según la explicación de los científicos que trabajaron en el invento, las señales eléctricas cerebrales son capturadas por un “casco” colocado en la cabeza del paciente, el cual transmite parte de la actividad cerebral por ondas de radiofrecuencia (señales inalámbricas) a una computadora equipada con un software, que decodifica y activa los controles.
La silla de ruedas, no obstante, puede moverse también con el guiño de un ojo, con la voz o con el movimiento de la cabeza”. En ese sentido, el aparato comparte las mismas características que la famosa silla de ruedas del físico Stephen Hawking, que está controlada por un ordenador que opera a través de leves movimientos de la cabeza y los ojos. “En este caso, de ahí su particularidad, también se mueve con el pensamiento. Está pensada para pacientes que no pueden mover los músculos de la cara”, aseveró Manson.
El neurólogo Carlos Ballario, director médico de la Fundación, resaltó que lo revolucionario es que produce en los pacientes “una situación de relativa independencia que es muy gratificante”. “ Es para enfermedades específicas que producen debilidad muscular en brazos y piernas que lo incapacitan para moverse en sillas de ruedas manuales o eléctricas”, detalló.
La intención de sus creadores es no apresurarse para sacar el producto al mercado. Está aún en una etapa de prueba (nueve pacientes ya la testearon). Admiten, sin embargo, que ya recibieron muchas llamadas de familiares d con enfermedades neurológicas que quieren probar su funcionamiento.
Fuente: Diario Clarín
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