El menú incluye cerdo, albóndigas de pollo, arroz
frito o sopa de arroz de jazmín con pollo y jengibre. Una selección que los
comensales disfrutan en camas de hospital.
Cuando se trata de ordenar comida en el Hospital Suroeste
Memorial Hermann de Houston, los pacientes inmigrantes pueden elegir entre
platillos similares a los que posiblemente comen en casa: albóndigas de pollo o
fideos para los paladares asiáticos, o curry para los indios.
Estas y otras opciones en instituciones médicas en todo
Estados Unidos reflejan la intensa competencia para atraer a uno de los grupos
demográficos más deseables para la atención a la salud: pacientes acaudalados,
nacidos en el extranjero con generosas pólizas médicas o recursos en efectivo
para pagar.
El menú es sólo parte de la atención. El hospital en Houston
también tiene habitaciones redecoradas, suscripción a canales de televisión en
distintos idiomas e incluso cambian el color de los papeles hospitalarios para
reflejar las preferencias culturales. Ningún documento es blanco, el color de
la muerte para los asiáticos.
Los hospitales “están reconociendo que han comenzado a
orientar sus servicios y productos hacia poblaciones minoritarias”, dijo Rick
DeFilippi, presidente de la junta del Instituto de la Diversidad en
Administración de Salud, subsidiaria de la Asociación Estadounidense de
Hospitales.
El esfuerzo por dar servicio a grupos minoritarios e
inmigrantes comenzó hace décadas en hospitales dentro de la ciudad, pero ahora
se está volviendo una misión crucial atraer a los clientes que pagan.
Inmigrantes de China, Vietnam e India tienen ingresos promedio superior a la
media estadounidense de casi 51 mil 300 dólares anuales. Inmigrantes de India a
menudo ganan más del doble, de acuerdo con la Oficina del Censo de Estados
Unidos.
El Memorial Hermann comenzó su iniciativa en 2009
acercándose a pacientes chinos y vietnamitas, para quienes el idioma era una
barrera importante.
El programa también atrajo a pacientes del sur de Asia,
muchos de India y Pakistán. Un nuevo menú incluye cuatro tipos de curry y el
hospital ahora permite las visitas de familias numerosas, que tanto disgustan a
los hospitales estadounidenses.
En California, el Hospital El Camino tiene un Centro
Cardiaco del Sur de Asia y una Iniciativa China de Salud, para enfatizar la
sensibilidad y prevención enfocadas en las dolencias específicas de una
comunidad como la hipertensión, hepatitis B y ciertos tipos de cáncer.
La Asociación Estadounidense de Hospitales considera clave
este tipo de programas. Para 2020 impuso tres objetivos que incluyen alentar a
los hospitales a nivel nacional a sensibilizar a sus empleados en torno a otras
culturas y recolectar datos sobre enfermedades y etnias para ofrecer cuidado
médico específico. El grupo también busca garantizar que las administraciones y
juntas de los hospitales reflejen mejor la población ala que sirven, dijo
DeFilippi.
El doctor Jianwei Feng, cardiólogo del Memorial Hermann
Southwest, recuerda a un inmigrante chino que vino a verlo hace algunos años
con dolores en el pecho. El paciente, que hablaba poco inglés, se puso la mano
entre el pecho y el abdomen para indicar dónde le dolía. Los médicos le
hicieron una serie de análisis de la zona abdominal y lo mandaron de vuelta a
su casa. Regresó a los pocos días con un paro cardíaco.
Incidentes como ese impulsaron a Feng y a los
administradores del hospital a crear el programa para asiáticos.
Primero contrataron intérpretes. Hoy cuentan con unos 80.
Luego contrataron un médico que hiciese de enlace para que trabajase con otros
médicos que enviaban pacientes del barrio chino de Houston, quienes ahora se
sienten más tranquilos cuando mandan a un paciente al hospital, según Feng.
Estos cambios hacen que Tang Nguyen, un hombre de 60 años
nacido en Saigón, pueda reponerse de una operación del corazón viendo un canal
de noticias vietnamita, mientras observa un menú que ofrece albóndigas y arroz
frito. “Me encanta”, comenta.
“Me siento muy cómodo, como en casa”, agrega.
Cuando el paciente está cómodo y come bien, sana mejor, dijo
Feng.
El Memorial Hermann enfocó sus esfuerzos en el pabellón de
adultos mayores. Había paredes rojas –el color de la esperanza en Asia–, pisos
de bambú, neveras para guardar la comida que llevaban los visitantes y canales
chinos y vietnamitas.
Fuente: Associated Press
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