La local Lilly y la japonesa Takeda
deberán pagar 9.000 millones de euros por no informar los riesgos de padecer
cáncer de vejiga a pacientes tratados con un medicamento contra la diabetes.
Dos terceras partes de la multa deberá ser pagada por la farmacéutica asiática.
Los laboratorios informaron que apelarán la sanción.
La política corporativa de la industria farmacéutica sigue
generando escándalos en Estados Unidos y todo el mundo, un proceso que incluye
millonarias multas a varios laboratorios por diversos manejos arbitrarios y
abusivos. Primero fue Pfizer, luego Glaxo, ahora un tribunal encontró culpable
a dos firmas, la norteamericana Lilly y la japonesa Takeda, por ocultar
información a los pacientes tratados con un antidiabético. Según la causa, los
laboratorios no difundieron correctamente los posibles efectos adversos de un
medicamento, por lo que deberán pagar unos 9.000 millones de dólares. Esta es
una de las multas más grandes aplicadas a una corporación empresaria.
La multa fue impuesta esta semana por Un jurado en
Lafayette, en Louisiana, que encontró culpables a Takeda y Lilly de no
notificar a sus pacientes los posibles efectos adversos de la pioglitazona, un
fármaco para tratar la diabetes, y que podría generar cáncer de vejiga. El
medicamento fue revisado después en Europa y Estados Unidos y se considera que
sus beneficios superan a los riesgos salvo en personas con antecedentes de ese
tipo de tumor
Por esto, la justicia le impuso una multa combinada de 9.000
millones de dólares, (6.550 millones de euros), por no informar de los riesgos
de cáncer de vejiga asociados al consumo del medicamento. Dos terceras partes
de la suma la tendría que abonar la empresa japonesa, la mayor farmacéutica en
Asia.
La juez Rebecca Doherty deberá fijar aún el pago definitivo
a los 2.700 demandantes. Pero los abogados de las dos farmacéuticas ya han
dicho que van a recurrir la decisión por todos los medios legales. Es el primer
gran juicio al que se enfrentan en Estados Unidos, por lo que una reprimenda de
este calibre puede sentar “un costoso precedente” en cientos de casos similares
pendientes en Nevada e Illinois.
La multa es la séptima mayor impuesta por un jurado a una
gran corporación y supera la del vertido del Exxon Valdez en Alaska. Pero lo
más probable es que se reduzca sustancialmente, por la jurisprudencia sentada
por el Tribunal Supremo en la que dice que este tipo de veredictos deben ser proporcionales. El que se anunció contra Exxon
Mobil quedó en 500 millones, frente a los 5.000 millones. De hecho, en las 10
mayores sanciones impuestas por un jurado a una empresa, ninguna pagó la suma
del veredicto y en algún caso incluso se revertió.
Takeda, en un comunicado, explica que va a utilizar todos
los recursos legales para conseguirlo. Lo mismo ha indicado Lilly. Alemania y
Francia suspendieron hace tres años la venta del tratamiento de la farmacéutica
japonesa por sus riegos.
Eli Lilly también considera que Actos –nombre con el que se
comercializa el medicamento –es “una opción segura para el tratamiento de la
diabetes de tipo 2” y añade que las evidencias aportadas durante el proceso no
apoya la causa de los demandantes. De momento, Takeda perdió un 5 por ciento de
su capitalización bursátil en el mercado de Tokio mientras que los títulos de
la estadounidense se dejaban menos de un 1 por ciento al abrir la jornada en
Wall Street.
El juicio en Lafayette duró dos meses y era el cuarto que en
Estados Unidos examinó la manera en la que Takeda informó a doctores y
pacientes sobre los riesgos. Los inversores, por tanto, no son los únicos que
van a seguir ahora los pasos que se den para reducir el veredicto. La japonesa
usó a Eli Lilly como socia para poder comercializar Actos en Norteamérica,
Canadá y México.
Lilly también tenía derechos para su venta en Asia y Europa.
En los tres casos precedentes, se ordenó a Takeda desembolsar un total de 8,2
millones a los demandantes. Una en Las Vegas fue rechazada. Actos empezó a
venderse en 1999. Se calcula que aportó unos ingresos de 16.000 millones a
Takeda. Era su fármaco estrella hasta 2011, cuando empezó a hacer frente a los
genéricos.
La ficha técnica del medicamento ya avisa sobre los efectos
adversos.
La pioglitazona es un fármaco “muy potente” contra la
diabetes, afirma Manel Mata, de la Red de Grupos de estudio de la Diabetes en
Atención Primaria de la Salud (RedGDPS). Pero, como todos, tiene unas
indicaciones muy precisas, y actualmente solo lo toma menos del 1 por ciento de
los diabéticos.
Fuente: Mirada Profesional
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