Según un estudio, la prohibición evitará 5000 eventos cardiovasculares
y 1500 muertes por año; los productos de panadería y los alfajores, entre
otros, tienen esta sustancia.
En la cuenta regresiva de la entrada en vigor de la
prohibición de producir y comercializar alimentos con grasas trans, cuyo
consumo sostenido amenaza la salud cardiovascular, un estudio del Instituto de
Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) sobre esta modificación del Código
Alimentario Argentino proyecta que la medida permitirá evitar anualmente más de
5000 complicaciones cardiovasculares y 1500 muertes por enfermedad coronaria.
Con eso, el equipo liderado por el doctor Adolfo Rubinstein
calcula que el sistema sanitario se ahorraría cada año hasta 100 millones de
dólares o unos 860 millones de pesos en tratamiento y control de esos
pacientes.
Los resultados de este trabajo, que es el primero en su tipo
en un país en desarrollo, muestran también que el reemplazo de esas grasas con
aceites "más amigables" para el corazón, como el de oliva o girasol,
permitirá prevenir casi 3000 infartos y más de 1000 casos de angina inestable
en un país con 100.000 eventos cardiovasculares por año en la población adulta.
"La eliminación de las grasas trans tendrá un gran
impacto en la salud pública e implica un importante ahorro de dinero para el
sistema de salud. En poblaciones de nivel socioeconómico más bajo, donde el
consumo de grasas trans es mayor, este efecto podría ser mucho más
grande", aseguró Rubinstein, que hoy presentará los resultados a la prensa
internacional acreditada en el país. Además, continuó, "es una medida
sumamente efectiva porque es universal y llegará a toda la población, incluidos
los chicos."
Actualmente, los cinco grupos de alimentos con mayor
contenido de grasas trans son los baños de repostería, los productos de
panadería, los alfajores, las barritas de cereales, las galletitas y los platos
precocidos. Así lo demuestran los datos preliminares de un relevamiento de 528
productos en las góndolas de una de las principales cadena de supermercados que
realizó la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina.
Eso coincide no sólo con los datos que obtuvo la misma
organización el año pasado en 878 alimentos de otras dos cadenas de
supermercados, sino también con los que el Instituto Nacional de Alimentos
presentó la semana pasada en la jornada "Argentina 2013 Libre de Grasas
Trans", organizada por el Ministerio de Salud con todos los sectores
involucrados. Eso incluye a las entidades profesionales, los investigadores y
las ONG que insisten en destacar la necesidad de que, una vez implementada la
medida, realizar un control sostenido de su cumplimiento para ayudar a las
empresas, como las pymes, que les cueste incorporar las modificaciones y
comprar los insumos necesarios.
"Estas grasas trans tienen efectos adversos para la
salud: la evidencia científica vincula el consumo de ácidos grasos trans de
origen industrial con alteraciones del metabolismo de lípidos en la sangre,
inflamación vascular y desarrollo de enfermedades cardíacas, cerebrovasculares
y renales", explicó el Ministerio de Salud a través de un comunicado de
prensa en el que, también, se atribuyó la investigación del IECS sin haber
participado ni mencionar a sus autores.
Sin sorpresas
La norma no toma por sorpresa a la industria alimentaria.
Hace cuatro años, una modificación del Código Alimentario fijó los límites
máximos permitidos de grasas trans, que se desarrollaron como un reemplazo
saludable (por su origen vegetal) de las grasas de origen animal. Luego, se
comprobó que también eran peligrosas. Hoy se sabe que el consumo de 5 gramos
diarios es suficiente para elevar un 25% el riesgo cardiovascular.
Desde la Coordinadora de las Industrias de Productos
Alimenticios (Copal), acompañaron la iniciativa "de trabajo conjunto entre
el sector público y privado para lograr alimentos que contribuyan a beneficiar
la salud, previniendo las enfermedades crónicas no transmisibles", indicó
la directora de la entidad, Mercedes Nimo, a través de un comunicado.
Para la proyección, el IECS revisó todas las publicaciones
sobre el consumo de grasas trans del período 2003-2004 (equivalía a 1,5% de las
2000 calorías diarias), consultó con especialistas en el proceso de
reconversión industrial, epidemiólogos, médicos y nutricionistas, y con los
datos del estudio Cescas I sobre la población adulta argentina, estimó el
riesgo cardiovascular. Los valores de consumo de grasas trans y el efecto de su
eliminación en el riesgo sirvieron para estimar el impacto económico. Esa
información la calibraron con los datos de mortalidad de la Dirección Nacional
de Estadísticas e Información de Salud. "Estimamos el escenario más
conservador", dijo Rubinstein sobre el modelo construido con el economista
Ulises Garay y la nutricionista Natalia Elorriaga.
"La Argentina es el primer país en desarrollo que
verdaderamente elimina las grasas trans de productos como política de salud
pública", dijo el doctor Marcelo Tavella, docente e investigador de la
Escuela Superior de Ciencias de la Salud de la Unicen. "Tendrían que
empezar a verse en un año los resultados, y de 4 a 5 años los efectos
completos. Ahora, el desafío es aumentar la producción de aceite de girasol
alto oleico para satisfacer la demanda interna y, también internacional, que es
alta." La doctora Verónica Schoj, directora ejecutiva de FIC Argentina,
aclaró que la norma rige para los productos elaborados a partir del lunes
próximo. "Celebramos lo logrado, pero vamos por la fiscalización e
implementación completa de la norma con asistencia técnica a las pymes",
indicó. Para los consumidores, aconsejó empezar a leer las etiquetas, donde
dice grasas totales y grasas trans. "Que elijan ya las que dicen
cero".
Fuente: La Nación
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios con contenido inapropiado no serán publicados. Si lo que Usted quiere es realizar una consulta, le pedimos por favor lo haga a través del link de Contacto que aparece en este blog. Muchas gracias