La Legislatura
porteña aprobó la ley que regula la comercialización de anteojos oscuros. El
uso de productos de mala calidad puede generar graves trastornos en la visión.
En una de las últimas
sesiones del año, la Legislatura porteña aprobó una ley que regula la
comercialización de anteojos en casas de ópticas de la Ciudad, y que prohíbe su
venta ambulante, en vía pública, transportes, kioscos, almacenes, exhibidores
en supermercados y páginas web.
La norma, votada el 5 de diciembre, avanza
sobre un sector que ya figura en el segundo lugar de los más vendidos en los
puestos callejeros.
Únicamente lo autoriza en casas de óptica y locales afines
habilitados, con excepción de los productos que no utilicen "lentes
oftálmicas", como visor, antiparras, y máscaras para trabajos con
materiales abrasivos, soldaduras o actividades deportivas.
Los anteojos deberán
ser entregados por un profesional óptico, y los que sean con graduación o de
receta "se confeccionarán en base a la correspondiente prescripción de
cada persona, con la corrección, el centrado, los materiales, colores y
tratamientos adecuados para la misma", sostiene la norma impulsada por el
diputado Jorge Garayalde (PRO). El Ejecutivo porteño establecerá en la
reglamentación cuál organismo será el encargado de ejercer el poder de policía,
y las sanciones a los que incumplan serán las que figuren en el Código
Contravencional, con la posibilidad de la clausura o el decomiso.
La iniciativa fue aprobada antes de la temporada estival,
donde más se venden los anteojos oscuros. Sin embargo, el comercio de estos
objetos en la vía pública ocurre con sostenida regularidad durante todo el año.
De acuerdo al último informe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), del mes
pasado, el rubro Óptica, fotografía, relojería y joyería tuvo una incidencia de
17,2% en los puestos de venta callejera de la Ciudad, ocupando el segundo
lugar, sólo superado por Indumentaria y calzado, que abarca el 36 por ciento.
Creció un 0,5% respecto al mes anterior, y es el que más sube junto con
Artesanías.
La diferencia de precios es notoria. Mientras en la esquina
de Lacroze y Cabildo se pueden encontrar a 20 pesos (comprados en La Salada a
10), en una óptica a seis cuadras, sobre la calle Dorrego arrancan a partir de
los 350 pesos. Once, Liniers, Caballito y Avenida Corrientes son otros de los
puntos neurálgicos donde una vez reglamentada la ley podrán llegar a derivarse
violentos operativos de desalojo, como los denunciados tiempo atrás en Retiro o
en la calle Avellaneda, en Flores. "Te multan con 5000 pesos o más, y si
no podés pagar, quedás detenido. El trabajo lo vamos a cuidar, y vamos a
resistir cualquier intento de desalojo compulsivo. Y a los compañeros les
decimos que primero compren con factura, y que no sea nocivo para nadie. Pero
hay una doble moral, como lo denunciamos con la ropa, donde el 80% que se vende
en los comercios de grandes marcas es producto de los mismos talleres que
venden a los manteros, pero a nosotros nos acusan de piratas", dijo Julio
Pereyra, representante de la agrupación Vendedores Libres, integrada por 380
manteros. Confeccionaron un estatuto interno, uno de sus postulados es no pagar
"coimas" para trabajar, e impulsan un proyecto de ley para
regularizar la venta ambulante en el espacio público de la Capital Federal.
A nivel nacional, la prohibición a la venta ambulante de
anteojos fue mencionada por primera vez en la Ley 17.132, promulgada por el
dictador Juan Carlos Onganía en 1967, que tuvo pocas adhesiones provinciales, y
en los últimos años cada distrito fue elaborando sus propios postulados.
Catamarca, Córdoba y la provincia de Buenos Aires son algunos ejemplos.
De cara a una nueva temporada de verano, el Consejo
Argentino de Oftalmología (CAO) alertó que los anteojos de sol que se venden en
la calle dañan las pupilas y comprometen seriamente la salud visual, porque
permiten el paso de la radiación. Son oscuros, pero no tienen filtros de rayos
ultravioletas (UV). La coloración del lente también debe tenerse en cuenta,
adaptada de acuerdo al lugar en que se usará.
Los impulsores de la ley argumentan que estos lentes
comprados en distintos canales de venta no oficiales pueden acarrear diversas
afecciones como queratoconjuntivitis, queratitis y cataratas. La especialista
Celia Crespo Nano agregó que no todas las lesiones en la vista aparecen
inmediatamente: "Algunas como el pterigion, cataratas y degeneración
macular surgen después de prolongadas y repetidas exposiciones al sol, porque
los ojos tienen memoria de las condiciones a las que fueron sometidas." «
Cuidado. Los más chicos
Algunos especialistas remarcaron que deben tener cuidado los
más jóvenes al usar lentes comprados en la vía pública porque “los ojos de los
chicos permiten pasar mucha más luz que los de los adultos, por lo que los
rayos UV son más dañinos para ellos”.
Fuente: Tiempo Argentino
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