Desde hace 23 años España encabeza la lista de países con
más cantidad de donaciones y trasplantes de órganos, de acuerdo con cifras del
Ministerio de Sanidad.
Y, según esa misma institución, el país batió su propio
récord en 2014, con 4.360 trasplantes y una tasa de donación de 36 personas por
millón de habitantes, cuando la media europea es de 19.
Desde su infancia, Julio Dojeat ha formado parte de
estadísticas como esas.
Cuando era un bebé de 9 meses le diagnosticaron
hipercalcemia, que le produjo un deterioro progresivo en los riñones.
A los 8 años desarrolló insuficiencia renal y, un año más
tarde, entró por primera vez a diálisis.
"Con 10 años me trasplantaron el primer riñón de un
donante cadáver, pero me duró hasta los 23 años. Volví a diálisis hasta que
recibí un segundo riñón de otro donante cadáver, que me duró 6 años",
relata a BBC Mundo este psicólogo de 38 años.
Así, Dojeat se convirtió en beneficiario de un modelo
calificado por las autoridades sanitarias como de "exportación".
Pero, ¿en qué reside su éxito?
Claves del modelo español
Los expertos destacan que la autorización de la familia de
los fallecidos es fundamental para realizar la donación.
Para tomar la decisión influye -y mucho- la labor de los
médicos de cuidados intensivos.
Su actuación es una de las claves de la fortaleza del
sistema español, un modelo de gestión que nació con la Organización Nacional de
Trasplante (ONT), en 1989.
"Pusimos como responsable de cada hospital a un médico
especialista en cuidados intensivos y lo entrenamos en cómo detectar donantes,
abordar a la familia y hacer lo necesario para lograr la donación", le
explica a BBC Mundo Rafael Matesanz, fundador y director de la ONT.
La gestión española marcó una ruptura con el modelo de la
época, en el que las entidades de trasplantes eran organizaciones no
gubernamentales o de voluntariado, y dio el primer paso para involucrar al
Estado en el tejido de donación y trasplante.
La ONT nació dentro del Ministerio de Sanidad, una decisión
clave porque le permite contar con un sistema sanitario público que cubre a
toda la población. Son, según apuntan expertos, las otras dos fortalezas del
modelo.
"La donación sale de la gente, pero si no se garantiza
que se pueda producir en las mejores condiciones y no existen profesionales que
guíen esa generosidad, al final no se traduce en donantes reales que puedan
salvar vida", asegura Matesanz.
Sin embargo, pese al éxito de este sistema, muchas familias
siguen sin autorizar la donación de sus fallecidos. En los últimos tres años
esta negativa se mantiene entre 15%-16%.
Como la mayoría de trasplantados, Julio recibió órganos de
donantes fallecidos. Hace tres décadas, la mayoría de los donantes moría en
accidentes de tráfico, pero en la actualidad están relacionados con la edad.
El año pasado 54% de ellos eran ancianos.
"El 60% de los donantes son hombres, fallecidos por
accidente cerebrovascular. También reciben riñones, hígado y corazón pacientes
de más de 70 años. Es un patrón envejecido común en varios países europeos y
contrario al perfil joven de América Latina", detalla el director de la
ONT.
Pero no todos los pacientes pueden recibir órganos de
ancianos.
"A partir de 55 a 60 años el donante no es válido para
trasplante cardíaco. Tiene que ser de mejor calidad y más joven que para otros
trasplantes", aclara la Federación Española de Trasplantados de Corazón.
En 2014 la mayoría de los trasplantes fue de riñón (61%),
seguido por hígado (24%). La espera de los pacientes depende del órgano que
requieren.
"Por ejemplo, un corazón 2 o 3 meses, hígado 4 o 5
meses, pulmón 6 meses y riñón 15 meses. Son tiempos medios bajos en comparación
con otros países", dice Matesanz.
Son muchos los que mueren en esa cuenta atrás. No hay
órganos suficientes para los 5.571 enfermos en lista de espera.
En 2014, 4.6% de esos pacientes fallecieron esperando
hígado, 4.4% corazón y 3.7% pulmón.
Solidaridad consciente
Muchos deciden donar en vida, principalmente a familiares o
amigos. Pero también hay quién lo hace de forma altruista: se le conoce como
buen samaritano y ofrece habitualmente un riñón sin importar quién será el
receptor.
La donación en vida de riñón, que representó el año pasado
15%, era la única opción que tenía Julio cuando le comenzó a fallar el segundo
órgano trasplantado.
A los 31 años tuvo que volver a diálisis y era más sensible
a un tercer trasplante porque su sistema inmunológico generó anticuerpos.
"Ese tercer riñón tenía que ser como hecho a medida.
Comencé a valorar la opción de un donante vivo", recuerda.
Su hermana resultó ser 100% compatible. A pesar del miedo,
dieron el paso, y todo salió bien.
Mejoras
Julio sabe, personal y profesionalmente, que uno de los
principales retos es vencer los temores y prejuicios sobre la donación y el
trasplante. Falta más apoyo psicológico al enfermo.
Es el único "pero" que ve al modelo español.
"Falta una mayor labor del psicólogo para generar
pacientes más conscientes con su enfermedad, que hagan el sistema sanitario más
sostenible", explica Julio.
También existe déficit de apoyo mientras se está en lista de
espera.
"Cuando el paciente no está ingresado porque puede
esperar el órgano en su casa, se acaba cualquier tipo de ayuda
psicológica", comenta a BBC Mundo Ángel García, presidente de la Asocación
de Trasplantados de Corazón de la Comunidad de Madrid.
La infraestructura, en términos generales, debe fortalecerse
para garantizar el buen funcionamiento del modelo español.
"Si por la situación económica en vez de 4 quirófanos
hay 3, o de 10 ambulancias hay 5, eso se va a notar. El sistema de trasplante
es casi un engranaje perfecto, pero depende de un sistema mayor que si falla,
podría tener fracturas", advierten desde la Asociación Madrileña de
Trasplantados Pulmonares y Familiares.
Modelo de exportación
En tanto, el sistema español de coordinadores profesionales
de trasplantes fue replicado en países como Portugal, Croacia, Bélgica, Italia,
Francia y en varias naciones de América Latina que, desde 2005, forman a muchos
de sus coordinadores en un Máster en España. Hasta la fecha suman 350
profesionales.
Desde entonces, según registros de la ONT, en la región
latinoamericana la tasa de trasplantes aumentó 50%, con Uruguay en el primer
lugar en la lista de donaciones y Argentina como líder en trasplante.
Fuente: BBC Mundo
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