El “go flat”, una tendencia mundial. La mitad de las argentinas rechaza la reconstrucción
mamaria, pese a que los médicos la aconsejan.
El cáncer de mama las obligó a “achatarse”, a perder una
parte importante de sus cuerpos. Pero ellas deciden quedarse así. Sin saberlo,
muchas son parte del movimiento go flat, que describe al creciente número de
mujeres que, tras someterse a una mastectomía, se niegan a colocarse implantes.
“Mientras que los cirujanos plásticos y oncólogos promueven la reconstrucción
mamaria como una manera de ‘volver a sentirse completas’, algunos médicos dicen
que empezaron a ver una resistencia a la cirugía”, señala un artículo de The
New York Times que describe el fenómeno.
Deciden quedarse “planas” y tienen sus motivos. “Me sometí a
cinco operaciones en las mamas y no me hice la reconstrucción. Una entra tantas
veces al quirófano que ya no quiere entrar si no es por necesidad”, asegura la
diseñadora de indumentaria y decoradora de interiores Silvina Romera, a quien
en 2009 le detectaron cáncer de mama con metástasis en los ganglios. Y agrega:
“Yo tengo cinco cuadrantectomías, tres en una mama y dos en la otra. Es
distinto a la mastectomía, pero lo que queda es más o menos lo mismo”, detalla
Romera. Día a día, Silvina debe enfrentarse al espejo. “Es traumático: cuesta
mucho amigarse con el cuerpo. Hice muchos años de terapia y es difícil. En este
momento estoy con quimioterapia fuerte y perdí todo el pelo”, comenta esta
luchadora, de 53 años, que está casada y tiene tres hijos.
En la Argentina no hay estadísticas sobre la cantidad de
mujeres que eligen o no hacerse la reconstrucción de las mamas. “Podría decirse
que es un 50-50”, explica a Clarín Isabel Geirage, directora ejecutiva del
Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA). “En los grupos que organizamos se
habla del tema. Las que lo hicieron impulsan a las otras y les cuentan el
camino que transitaron. Pero también está el respeto hacia las que deciden no
hacerlo. Es una decisión que toman muy conscientes”, cuenta.
Existen dos tipos de reconstrucciones. La “inmediata”, que
se realiza en el momento de la resección oncológica, y la “diferida”, que se
hace tiempo después de la mastectomía. Depende de cada caso y cada paciente. En
la Argentina, en 2013, se sancionó la Ley 26.872 que incluye a esta cirugía en
el Plan Médico Obligatorio: las obras sociales y prepagas deben cubrirlas.
La reconstrucción, no obstante, tiene sus partidarios. Desde
el Hospital Italiano se sumaron al Bra Day Internacional, una celebración que
se originó en Canadá para difundir información sobre esta cirugía. “Hay
estudios científicos que demuestran que la reconstrucción trae beneficios
psicológicos e inmunológicos”, dice a Clarín Horacio Mayer, subjefe del
Servicio de Cirugía Plástica. De todas las mastectomías que se hacen en este
hospital, entre un 20 y un 30% se reconstruyen. En el resto se conserva parte de
la glándula y no se requiere una reconstrucción. “Esto no refleja la realidad
del país. Puede haber centros de ciudades pequeñas donde por ahí se
reconstruyen menos del 10% o del 5%”, comenta Mayer.
“La paciente puede decidir. Pero lo importante es que esté
informada sobre sus derechos y posibilidades”, destaca Mayer. En su opinión, el
principal motivo por el que muchas se niegan es la desinformación. “El gran
temor es que la reconstrucción pueda ocultar una recidiva de la enfermedad. Es
una creencia antigua y son temores infundados”, asegura. También describe que
“el diagnóstico del cáncer mamario es devastador y muchas mujeres no pueden
pensar en otra cosa, no quieren saber nada con una reconstrucción”. Y remata:
“La gran mayoría se arrepiente y vuelve porque cuando pasa la tormenta no
pueden mirarse al espejo”.
Testimonio
"Yo soy esta, con mis heridas" Sofía Garavaglia (39)
"Se convirtió en una decisión personal", dice
Sofía Garavaglia (39), que se negó a hacerse una reconstrucción mamaria. Ella
es trabajadora social, está casada, y tiene dos hijos y una hijastra. En 2011
sintió un bulto en una mama y comprobaron que era un cáncer. Le extirparon ese
pecho y aprendió a convivir con eso. "En ese momento yo les decía 'sacame
todo'. No tenía conflicto con la cuestión estética", sostiene.
Reconoce que en algún momento lo evaluó, pero todo cambió
cuando el fotógrafo Néstor Díaz la retrató con el torso desnudo, como parte de
la serie "Viví. Mujeres con presente" que hizo sobre mujeres con
cáncer de mama. La imagen ganó un premio y fue exhibida en la National Portrait
Gallery de Londres. "Esa experiencia me ayudó a transitar la idea",
explica Sofía.
"Yo soy esta, con mis heridas. Me siento cómoda con mi
cuerpo y necesito transitar la aceptación", asegura quien continúa en tratamiento,
ya que hizo metástasis en los huesos y el hígado. Para mejorar su imagen y
"hacer contrapeso" usa un corpiño con una prótesis externa. Pero
enfatiza que lo toma con naturalidad y, sobre todo, con fortaleza: "Cuando
me miro recuerdo todo lo que pasé. Me ayuda a transitar el camino de la
superación".
Fuente: Clarín
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