viernes, 14 de agosto de 2015

Colombia: lo que falta por regular en materia de muerte digna


Es claro que el debate sobre la eutanasia como método para garantizar una muerte digna no cesa ni lo hará con un acuerdo consensuado que deje contentos a todas las partes. No obstante, lo que sí se ha evidenciado es la necesidad de que el tema pase por el Congreso y defina una serie de puntos grises que merecen regulación.

muerte digna en colombiaComo señaló el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, no es solo para que el tema deje en la sociedad “tranquilidad”, al pasar por el Legislativo, sino para hacer definiciones, poner límites, crear mecanismos, responsabilidades y mejoras en el sistema de salud.

Un punto lo plantea el exvicefiscal y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario, Juan Carlos Forero: se necesita legislar hasta dónde llega el derecho a la muerte digna y hasta dónde empezaría una posible responsabilidad de médico por no hacerlo.

Según explicó, más allá de la sentencia de 1997 que despenalizó el homicidio por piedad cuando existe la voluntad libre del enfermo terminal, lo cierto es que en el Código Penal no aparecen “las expresiones ni de eutanasia, distanasia, ortotanasia, ni activa ni directa ni voluntaria ni involuntaria”. Lo que hay son dos delitos, el homicidio por piedad (que sigue siendo delito sino se cumplen ciertas condiciones) y la inducción o la ayuda al suicidio.

Así, tiene que haber varios requisitos: un médico calificado, un paciente con enfermedad terminal, padecimiento o lesión incurable, que el móvil sea la piedad y que haya un consentimiento que, según la Corte Constitucional, tiene que ser libre, inequívoco, informado. No obstante, dice Forero, hay un vacío para los médicos.

“En 2002 se introduce el suicidio asistido piadoso y eso es una figura distinta porque en la eutanasia quien tiene las riendas del delito es el médico y acá puede ser cualquiera. Si el médico causa la muerte por piedad y se dan los requisitos, queda exonerado, pero si el médico decide ayudar para que el paciente sea quien tome las riendas y quien decida sobre vida, no está regulado y se podría ir a la cárcel”, apuntó.

Así, para el jurista, es claro que la actividad médica en el país podría estar sometida a una inseguridad jurídica que debe ser remediada por el Congreso. Pero no es el único tema. Ya el Gobierno Nacional, en cabeza del ministro Gaviria dijo que la eutanasia para niños debe desarrollarse por el Legislativo y no se incluyó en la Resolución de esa cartera que reglamentó el procedimiento en el país, tras orden expresa de la Corte Constitucional.

Dicha resolución incluye el derecho de los pacientes terminales de recibir atención en cuidados paliativos para mejorar su calidad de vida, mediante un tratamiento integral del dolor, alivio del sufrimiento y aspectos emocionales, sociales y hasta espirituales. Esto incluye, el derecho de los pacientes de desistir de un tratamiento que sea innecesario o que no garanticen una vida digna.

Dice el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla: “El paciente tiene derecho a que no practiquen sobre él medicina heroica, que no conduce a nada. Creemos que con llenarlo de aparatos llenarlo de aparatos le estamos haciendo un bien y lo que estamos haciendo es prolongando una agonía, no la vida”.

La esposa de Arrubla, Consuelo Devis, estuvo en coma 14 años y por su caso la Ley de Cuidados Paliativos lleva su nombre. De acuerdo con el jurista, se tiene que entrar a discutir igualmente el costo y las implicaciones que requieren este tipo de tratamientos para el sistema de salud y para la familia del paciente.

Precisamente, Claudia Ágamez, expresidenta de la Asociación Colombiana de Cuidados Paliativos, señala varios problemas. El primero es que son pocas las universidades que tienen una cátedra al respecto en las facultades de medicina, que son pocos los médicos que se dedican a esto y que el modelo no se acomoda a sus requerimientos en cuanto a acceso, abasto y servicios.

“Y el acceso y disponibilidad de los medicamentos opiodes”, dijo al hacer referencia a las regulaciones sobre los precios de estos insumos. Igualmente, para la profesional, no es claro todavía qué se entiende por enfermedad terminal y falta especificar cómo medir que dicho paciente ya tuvo los tratamientos existentes.

“¿Será que el paciente en lugares remotos tiene todo el acceso para modificar el curso de su enfermedad?”, se preguntó.

La importancia de los cuidados paliativos reside en que, según expertos que se dedican al tema, podría estarse confundiendo eutanasia con alivio del dolor, en donde el sufrimiento y la falta de infraestructura, sumado a factores sociales, podría hacer creer que es la única opción.

El director de la Clínica para el Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos de la Universidad del Rosario, John Jairo Hernández Castro, señaló que ha tenido que enfrentar casos en donde pacientes piden inicialmente la eutanasia y tras la asistencia, desisten. “Se manejan tratamientos, a la familia, se buscan cuidadores, se capacitan. Las personas quieren una oportunidad de vida, de organizar cosas. Pero, ¿cuántas personas estamos capacitadas para esto?”, apuntó.

El tema va incluso a que el paciente suele llegar a un médico paliativista en fases muy avanzadas. Para Hernández la interconsulta debería darse desde el diagnóstico de un cáncer por ejemplo. Ya, dice el profesional, si el paciente aún así quiere la eutanasia se debe practicar luego que se cumplan los requisitos.

Ahora, si bien el debate que se ha originado en el país ya centra puntos tan específicos como estos, no parece claro que el tema en el Congreso se dé rápidamente teniendo en cuenta que pasaron 17 años sin que lo hiciera, a petición de la Corte.

El senador Armando Benedetti dijo en un foro reciente que “los compañeros míos le tienen pánico a legislar sobre esto”.

En contra, el conservador David Barguil explicó que no hay temor a hacerlo, que la eutanasia no puede convertirse en salida fácil y que no puede reducirse a estigmatizar las posturas religiosas. “Me parece una solución facilista que tendrá que ser resulta de una profunda discusión para que como sociedad lo asumamos con toda la responsabilidad”, precisó.

Fuente: El Universal

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